SINOPSIS
Manuel es un muchacho de alrededor de 40 años que, a partir de la muerte, hace ya diez años, de su madre judía, Fanny, desvía su rumbo de los deseos de ella. Su inseguridad hace que durante ese tiempo, haya ido constantemente al cementerio a contarle historias que tienen que ver no con la realidad, sino con lo que ella anhelaba para él: que sea médico, violinista de música clásica y se case con una chica de su colectividad.
Manuel no ha cumplido con los mandatos de Fanny y cuando va a contarle que se casa, angustiado por no poder hacerlo sin su permiso, ella se levanta de la tumba para conocer a su futura nuera y para asegurarse del camino que ha tomado en la vida. Se instala en su antigua casa, donde él sigue viviendo y, siendo que Manuel es el único que la ve y la escucha, comienzan a producirse una cantidad de situaciones, unas desopilantes y otras muy emotivas.
De esta manera, Fanny va descubriendo paso a paso, por la visita de un paciente y el aparecerse en un recital en el que toca Manuel, las mentiras de su hijo – quien se hizo pedicuro y toca tangos en un cuarteto-, mentiras que él va intentando justificar, hasta que su novia, católica y madre soltera, viene a festejar con él la última noche antes del casamiento.
Esta última situación provoca el máximo enfrentamiento entre Manuel y Fanny, quien, finalmente, convencida por un amante vecino de tumba que «hay que morir y dejar vivir» y porque Dolly, la novia, crió sola a su hijo como ella a Manuel, da su consentimiento y decide volverse.
Esta obra habla, con mucha emotividad y humor, de los problemas que genera el conflicto entre los sentimientos y afectos que desarrolla alguien que ha nacido en un lugar con una cultura diferente a la de sus padres y los que «debería» tener para mantener los valores de sus ancestros o la singularidad de su grupo de origen. Trata, en última instancia, de la lucha entre los cambios que los individuos se proponen y el mantenimiento de las tradiciones que imponen las generaciones anteriores.
Otro tema que plantea la pieza es el de la influencia del mundo de los muertos sobre el de los vivos o, uniendo esto con lo anterior, las presiones de la historia para detener aquello que nace e intenta cambiarla, proponiendo que necesitamos tanto aceptar nuestros orígenes -de los que formamos parte con nuestra historia personal-, como creer en el espíritu que nos hace crecer y desarrollar un camino propio que, por un lado nos diferencia, nos da singularidad y, por otro, cumple con la necesidad natural del hombre de cambiar lo ya estructurado para mejorar sus condiciones de existencia.
Volvió una noche ganó el Premio Casa de las Américas 1991; el Florencio, de la Asociación de Críticos Uruguayos al mejor espectáculo de 1993 de Uruguay y ARGENTORES, de la Sociedad Argentina de Autores 1995. Fue nominada al Premio ACE, de la Asociación de Cronistas del Espectáculo, al mejor espectáculo de 1995 y al Premio María Guerrero, auspiciado por el Ministerio de Cultura de España, en el rubro mejor autor argentino de 1995. Seis Premios ACE (Asociacion de Cronistas del Espectáculo de Nueva York). Cuatro Premios HOLA (Hispanic Organization of Latin Actors de Nueva York), por la puesta en Nueva York de las temporadas 2001 y 2002. Nominación a los Premios UTI de San José de Costa Rica a Mejor Actriz, Mejor Actor, Mejor Escenografía y Mejor Vestuario. Y, también, fue galardonada en el Concurso de Teatro Rioplatense Alberto Candeau, organizado por la Intendencia de Montevideo, Uruguay; y por la Asociación de Autores de España, en el 2006.
Editada, por Editorial De la Flor, de Buenos Aires, en el Tomo 1 de las obras de Eduardo Rovner y por la colección Premio de Casa de las Américas. Publicada en formato de historieta por la editorial Loco Rabia.
Personajes: 9
Escenografía: 1 (con agregados sobre la misma)
Duración: 100 min.
Vestuario: algunos actuales y otros «diferentes».
PUESTAS
Dirección:
Jorge Denevi
Teatro:
Teatro Stella, Montevideo
Fue montada, también, por distintos elencos, en Nueva York, USA, ciudad en la que fue programada para tres temporadas; La Habana, Cuba, donde está siendo representada desde su estreno en 1994; Tel Aviv, Israel, en 1994; Buenos Aires; Finlandia (país en la que también fue repuesta en marzo del ’97); San Pablo, Brasil; Asunción, Paraguay en 1995; Guadalajara, México, en 1998
2001 | Nueva York
Teatro:
Del Repertorio Español
Fecha de estreno:
Octubre de 2001
2003 | Ostrava, República Checa
Teatro:
Antonin Dvorjak
Fecha de estreno :
Marzo de 2003
Dirección :
Radovan Lipus
2005 | Buenos Aires
Elenco:
Norma Pons
Daniel Marcove
Elita Aizenberg
Mario Alarcón
Gustavo Bonfigli Manuel
Martín Coria
Luciana Dulitzky
Daniel Goglino
Mario Labardén
Víctor Notaro
Dirección:
Alejandro Samek
Teatro:
Andamio 90
Fecha de estreno:
Julio de 2005
2005 | Praga, República Checa
Teatro:
Vinohradech
Proyectos 2017
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dirigida por Jorge Cuniolo.
Madrid, España, dirigida por Magüi Mira.
Praga, República Checa, dirigida por Radovan Lipus.
Jihlava, República Checa, en Hóracké Divadlo Jihlava.
La Habana, Cuba.
OTROS ESPECTÁCULOS DEL AUTOR
CRÍTICAS
Brecha- Sergio Dotta
"Una buena idishe mame"
"Desde Cuarteto (del mismo Rovner) el teatro argentino no producía una obra tan redonda, tan plena de humor y de amor, tan bien escrita y con tantas lecturas como Volvió una noche. Y son tan ciertos los diversos planos de interpretación posibles que, a guisa de ejemplo, le diré, amigo lector, algunos que se me ocurren: hay en la superficie de esta en apariencia comedia brillante, un alucinado y simpático personaje central (Manuel), pero por debajo de esa epidemia surgen como hongos varias lecturas. La madre opresiva que a fuerza de amor y dominación termina asfixiando a su hijo, el Edipo no resuelto, la vida después de la muerte.
Y para todo ello, Rovner comienza por desmitificar precisamente a la muerte, comienza por imprimirle un saludable aire de renovación con respecto a lo convencional del tema, opina con ternura, simpatía y piedad sobre el más allá y los queridos muertos. Y es allí que esa en apariencia comedia brillante deja de serlo: hay emociones más allá de la risa, hay búsqueda de explicaciones sobre fenómenos naturales que aún nos abisman con sus misterios, hay un definido retrato de caracteres y aún una aproximación al perfil de un pueblo (el judío) muy particular y preciso. Pero por encima de pueblos y maneras de ser, el autor plantea con una gran firmeza la importancia del ser humano más allá de credos y religiones: que Fanny termina reconociéndose integrante de la misma categoría ("madre") que Dolly precisamente por amor al hijo, renunciamiento por él y desvelo por su futuro.
Es una bella obra de Rovner.
(...) Pocas veces quienes por trabajo vemos tanto y tanto teatro, tenemos la oportunidad de salir de una sala con el ánimo ya retemplado, después de asistir a una lección de amor y humanismo tan vitales. Y esto, en épocas de Bosnias, Mozambiques y cárceles, no es poca cosa. Ud. no deje escapar la ocasión."
La República- 13/ 10/ 93- Jorge Arias
"El pasado es un arma cargada de futuro"
"Toda discusión sobre la valoración crítica de la comedia –si su calidad debe medirse por la cantidad de risas que produce- se beneficiaría con presenciar Volvió una noche de Eduardo Rovner. Hay en la obra situaciones cómicas, otras directamente risibles, réplicas chistosas; pero cada uno de estos momentos, que no escasean, tiene un regusto, convoca una reflexión, pide otras referencias psicológicas del espectador. La vida que muestra la obra es la realidad tal cual; pero también encontramos al mundo no menos humano, del deber ser. Así cumple Rovner el mandamiento de Chéjov, cuando dijo que el teatro debe pintar la vida como es pero también, un poco, como debiera ser; dictamen paralelo a la frase de Wilde de que no había mapamundi completo que no contuviera el dibujo del país de la Utopía.
(...) De la influencia y hasta de la vida del pasado en el presente trata la obra. (...)
Otros sub-conflictos se agregan: el conflicto del inmigrante entre conservación de la tradición y la integración al medio, el conflicto de dos culturas y sus religiones y aún los problemas del libre albedrío y el determinismo, de las condiciones del medio y los impulsos del alma; y todo ello, gracias al poderoso espíritu de síntesis de Rovner, que no dispersa, sino que enriquece el cuadro con nuevas dimensiones, sociales, psicológicas y hasta metafísicas; nadie tiene toda la razón y nadie está totalmente equivocado y todo se encaminará, final y felizmente, hacia un nuevo compromiso creador."
La Razón- 19/3/94- Carlos Llorens
"Mañana termina el Festival Escénico. Entre lo mejor, la obra de un argentino"
"El Festival de Teatro del Uruguay finalizará mañana. En esa ocasión se dará, por el Teatro de la Gaviota, un elenco oriental, "Volvió una noche", exitosa pieza del dramaturgo argentino Eduardo Rovner (un suceso actualmente en Montevideo). Este enviado de La Razón se adelantó al hecho y presenció una de sus representaciones. Cabe expresar entonces que la transición que el autor provoca en esta obra encuentra, primero, la reprobación materna y luego su aquiescencia. Un trámite a "los padres internos", en este caso una mámele, que vale por los dos genitores. ¿Este fantasma de ultratumba regresa realmente o es sólo una visión tranquilizadora?
También en lo formal Rovner opta por una mixtura de sistemas teatrales y su resultado es una eficaz interrelación de comedia realista, por momentos desopilante, con elementos de lo fantástico europeo, unido a un suave humor negro y resabios de psicologismo de diván. Ese que impregnó igualmente a los demás autores de su generación. Pero lo más intenso, lo más valedero, que traspasa la propuesta del autor de Cuarteto, Y el mundo vendrá o Sueño de náufrago, es su atrevimiento al melodrama, tono que se advierte como fondo, alentado de nostalgias e interrogantes sin respuesta. Dudas y aprensiones ante el misterio de la muerte. Y esa selección de aceptación-rechazo alterna o simultánea por el amor materno. Una revalorización de los afectos esenciales que se suele operar una vez cruzada la peligrosa línea madre de la propia vida.
El personaje de peso es esa mujer pragmática y excesiva en su amor de madre (Fanny), que resulta absolutamente seductor, querible. Lleno de resonancias en la memoria de todos. Este texto puede, según el puestista que lo encare, recibir diversos tratamientos formales. Lo que no le está permitido en ningún caso es caer en el mero costumbrismo colorista y amable."
La República- 26/12/93- La Cultura
Volvió una noche tuvo todo a favor. No tuvo demasiadas ambiciones en el tema, aparentemente menor y secretamente profundo; Eduardo Rovner supo trabajar una delicada tela de emociones simples y compartibles con esmero de miniaturista, y su madre judía fue universal. Todos los espectadores supimos temerla un poco y también quererla; y lo pequeño se nos reveló al fin, en la dialéctica del teatro, grandioso y conmovedor."
Últimas Noticias- 26/10/93- Irma Abirad
"A través de la risa nos pusimos serios"
Volvió una noche de Eduardo Rovner, está muy bien construida. Dramaturgo argentino, laureado varias veces, logra plantear problemas, que enfocados como drama, podrían exigir un público volcado a lo oscuro, difícil y por demás complicado.
En la forma socarrona en que está planteada, la obra lleva al interés de todo público, que sin duda transcurre con el autor, placenteramente, sin pensar en el momento, cuán serios son los problemas que plantea(...)"
El diario- 16/10/93- Jorge Pignataro Calero
"Casi un vodevil, con humor negro"
Esta es la segunda vez que el público uruguayo toma contacto con el dramaturgo argentino Eduardo Rovner, de quien ya conocimos poco tiempo atrás "Cuarteto" con su ácido humor negro y su paradigma del grotesco.
(...) Gracias a un expediente argumental de tipo ultraterreno, Rovner puede darse el gusto (y por qué no el lujo) de jugar ad libitum con el humor inmanente, aunque más de una vez el recurso suene a cosa sabida y gastada. Porque, en efecto, la aparición en escena de un personaje venido del otro mundo, que sólo es visible y audible para uno de ellos pero no para los demás, es algo muy trajinado tanto por el teatro mismo como por el cine (...).
Sin embargo no deja de ser sorprendente cómo consigue que el espectador se olvide de tales abundantes antecedentes y entre en el juego de humor negrísimo que le propone. Paralelamente, y sin perder de vista el objetivo final de su pieza, se van enriqueciendo los datos que completan la imagen de los personajes y el porqué del conflicto planteado y el punto de partida elegido para narrarlo, así como los distintos momentos en que se alternan un tanto pirandellianamente (tal vez a Rovner le gustaría más que se diga discepolianamente) los elementos de ficción y realidad , o de apariencia y esencia.
(...) También -se dirá- este enfoque teñido de humor autocontemplativo no es nuevo y reconoce antecedentes donde la temática judaica es el pivote que mueve argumentalmente las piezas (...). Y entonces cabe preguntarse ¿dónde está la gracia, el mérito, el valor de esta nueva creación de Rovner? En primer lugar, en el perfecto ensamblamiento de todos los elementos antes citados, que funcionan admirablemente, aún con algunos estiramientos y reiteraciones en el paciente armado de un "puzzle" humorístico que no se apea nunca de un desarrollo coherente y finalista; en el dominio dialógico que exhibe Rovner."
El País- 23/10/93- Alvaro Gustavo Loureiro
"Madre hay una sola"
"El peso de las tradiciones familiares y culturales y la proyección de los herederos de dichas tradiciones en los nuevos tiempos constituyen las piezas fundamentales que pone en juego Eduardo Rovner, autor argentino de origen judío. Sin olvidar en absoluto esa ascendencia aquí reflejada en la inefable aparición de una madre que vuelve de la tumba, a Rovner le preocupa la descendencia propia y ajena en un mundo más integrado y menos racista. Lejos de inclinarse por el manejo de una historia de dramáticos ribetes, prefiere echar mano del lenguaje del humor que, aunque se refiera al regreso de una muerta ni siquiera tiene necesidad de tornarse negro. Es al buenhumor de las comedias de aparecidos, en cambio, al que apela (...)
La Mañana- 11/93 Julio Novoa
"Divertida y curiosa pieza de Rovner con buen elenco dirigida por Denevi"
Volvió una noche (Premio Casa de las Américas 1991), del telentoso dramaturgo y docente argentino Eduardo Rovner, fue estrenada por un grupo de 9 intérpretes (...), con favorable repercusión de crítica y público. (...) La obra dura alrededor de cien minutos, está hábilmente estructurada planteando con acierto y gracia diversas situaciones, oscilando entre el lirismo y el desenfado. (...)"
Crítica s/f Cristina Landó
"(...) El autor da por descontado -sin alusión directa- al peso dramático que descarga el significado histórico de la acción, sobre la síntesis teatral de su propuesta. A esta primera instancia de ubicuidad, agrega un factor coadyuvante representado por la confrontación del mundo de los muertos y el de los vivos: la influencia de la madre sobre el hijo es ejercida con el propósito de demostrar la imperiosidad de guardar las tradiciones y costumbres, una forma de defender los recuerdos. De la realidad-ficción, surge un realismo reflexivo que erradica el realismo ingenuo o trivial, debilitando la estática lineal que confundiría, en una suerte de coincidencia abusiva, lo concretamente representado y su imagen. Rovner alcanza un clima donde se vincula –sin mezclar-, la percepción y la conceptualización; la pura emoción y la historicidad. La pieza es una alegoría transparente de la realidad que denuncia, con gracia y calidez, las concepciones culturales atávicas. La madurez estética del autor le permite manipular las tensiones, a través de un fuerte y certero trazo textual, que carga la acción de sentido dramático tanto como la aligera con el chisporroteo de un humor finamente compuesto. El crescendo se hace vital, dinámico y los conflictos se revelan, atinadamente, mediante pronunciamentos de buena comicidad con prescindencia de artilugios estrepitosos.(...)"
La Razón- 22/10/93- Luis Mazas
"Obra de Rovner en el Uruguay"
"Una fervorosa recepción, por parte de crítica y público, obtuvo en Montevideo la pieza Volvió una noche, del dramaturgo argentino Eduardo Rovner (...)
(...) Los merecimientos del dramaturgo se confirman recreando aquello de que cada hombre es su obra. Y la de Rovner es trascendente para nuestro teatro. Se trata finalmente de un hombre ético preocupado por los avatares de la creación. Y eso se nota."
1994 / ISRAEL
Revista Línea Directa
"Teatro en castellano"
"Volvió una noche: humor, ingenio y fantasía"
"Una doble primicia conoció recientemente el público israelí de habla castellana: el conjunto (...) Olei de Tel Aviv, (...), estrenó la comedia Volvió una noche, efectuando al mismo tiempo la primera introducción (sic) a Israel de su autor, es dramaturgo judeo- argentino Eduardo Rovner.
Muy conocido en su país por su trayectoria en el campo de la investigación y crítica teatral y actualmente al frente del Teatro Municipal General San Martín en calidad de director general y artístico, curiosamente Eduardo Rovner es poco familiar en nuestro medio y por primera vez una obra suya es representada aquí. De gravitación universal sin perder la demarcación localista, de interés tanto judío como general, podrían ser las determinantes esenciales de la temática teatral de Rovner y ninguna elección más acertada que esta pieza para hacer conocer en Israel un exponente del teatro argentino moderno.
(...) Ciñéndose a su propio dicho de que "muchas veces es mejor tratar temas serios no tan en serio", el autor adopta el género de la comedia de aparecidos para plantear el eterno conflicto entre la madre y su hijo, aquí el caso especial de la madre judía, creando en Volvió una noche una serie de situaciones cómicas enriquecidas con admirable sentido de humor y auto-ironía. Pero Rovner es un humanista y esta posición del autor se refleja en la tendencia a limar asperezas, y a presentar amablemente un tema que de otro modo debería desembocar inevitablemente en drama".
1995 BUENOS AIRES
Ambito Financiero- 12/1/95- Patricia Espinosa
"Divierte Manzotti y su idische mame"
"La idea de que una madre vuelve de la muerte para reencontrarse con su hijo puede parecer una pesadilla o la gran oportunidad para resolver un vínculo de por sí conflictivo. Esta temática tan llena de ambivalencias tuvo en el cine un recordado episodio dirigido y protagonizado por Woody Allen en "Historias de Nueva York", en donde su madre, puro vozarrón e imagen agigantada, le lanzaba recriminaciones desde el cielo de aquella ciudad. Pero la obra de Eduardo Rovner "Volvió una noche" (Premio Casa de las Américas 1991), recién estrenada en el país, la que realmente anticipó el tema. También en ella el humor tiñe todas las situaciones siendo especialmente certero en sus referencias costumbristas y en los pequeños detalles que sostienen el retrato de esa madre judía (...) Muy lejos de habilitar el protagonismo de un estereotipo o de cargar las tintas en él, Rovner ofrece una interesante reflexión sobre las relaciones de padres e hijos con la habitual disputa entre los modelos familiares y la imperiosa necesidad de seguir un camino propio."
La Razón- 12/1/95- Luis Mazas
"La madre llama dos veces"
"Una vez más, consolidando un estilo y una presencia en el marco de la dramaturgia argentina, Eduardo Rovner compone una obra donde la vida es el valor central de los hombres. Tal como lo dijera en obras como Sueño de náufrago o Y el mundo vendrá, también en Volvió una noche –el título que acaba de estrenarse en Buenos Aires- el autor se interna en los sentimientos, demostrando que en el ritual más simple o mejor elaborado están las personas que lo realizan. Fantasía y realidad se entremezclan en una anécdota fluida, directa. Fidelidad, amor, recuerdos, son claros ingredientes de un texto valioso y trascendente. Los estímulos de que hacen gala los personajes tienen que ver con el humor, la observación y la búsqueda de los resortes más íntimos de la conducta humana. Una madre se corporiza ante su hijo luego de diez años de haber muerto. Son necesidades del amor y una forma de concebir la fusión de los temas realistas con la forma irreal de tratarlos. La mixtura es exacta y funciona muy bien.
Lo nuestro es pasar
Más allá de los recursos estrictamente teatrales Rovner reflexiona, a veces ácidamente pero sin perder el humor, sobre la conducta de aquellos que no siguen las culturas de sus mayores. La supuesta dicotomía entre tradición y actualidad surgen en las diferencias que tienen esta madre judía y su hijo que ha decidido casarse, superando prejuicios religiosos y mal llamados morales. También se detiene el dramaturgo sobre esa suerte de necrofilia que generalmente los argentinos practicamos con fruición y los caminos que finalmente tomamos. Evoca asimismo ciertos incisivos recursos de la existencia componiendo con ella un delicioso tránsito a través del cual todo es presentado deliberadamente: personajes, sucesos, lenguaje. La madre y su hijo entonan sus desajustes mientras otras criaturas (vivas y muertas) alimentan la imaginación del espectador. Los amigos de Manuel, su novia, el entrañable sargento Chirino y los "vecinos de tumba" de la madre revivida proponen una visión plena: descubrir el valor único de cada ser humano y su propia experiencia."
El Cronista- 16/1/95- Osvaldo Quiroga
"Cierto amor de una madre judía por su hijo"
"Si por algo se caracteriza Volvió una noche, la pieza de Eduardo Rovner, es por sus diálogos afilados y brillantes. El autor de Ultimo premio y, entre otras, Concierto de aniversario, parte de situaciones hilarantes par ingresar a temas que van mucho más allá de la temática judía.
La historia de una madre –en este caso un típica "idishe mame"- que regresa de la muerte para ver cómo sigue la vida de su hijo, le sirve al autor para reflexionar sobre la tradición y la modernidad, sobre los vínculos familiares y sobre las esperanzas truncas de un puñado de personajes. Porque ni la madre, que no logra ver a su hijo en su propia realidad, ni el hijo, que se esfuerza por ocultar los hechos más significativos de su existencia, obtienen la porción de felicidad que anhelan.
(...)
Lo cierto es que Rovner, con admirable oficio, combina el mundo de los vivos con el de los muertos, el de la historia con el del presente. Personajes nacidos de la iconografía judía surgen ligados a otros, como el delirante sargento Chirino, matador de Juan Moreira, en un fresco que permite múltiples interpretaciones.
Uno de los costados más interesantes del texto es aquel que pone al descubierto la profunda relación existente entre vivos y muertos. Poco importa si se trata de muertes simbólicas. En volvió una noche los muertos están vivos, al menos en el interior de cada una de las criaturas que aparecen en el escenario."
Clarín- 14/1/95- Gerardo Fernández
"El humor es una cosa seria"
"Una buena, una muy buena comedia: eso, nada más y, sobre todo, nada menos, es Volvió una noche. Y una muy buena comedia – es decir, una que no insulte a la inteligencia ni a la sensibilidad del espectador, una que no apele a los recursos más fáciles, y sin embargo, divierta sostenidamente durante casi dos horas- ha llegado a ser algo tan raro en los tiempos que corren, que la aparición de Volvió una noche debe ser saludada con todas las de la ley.
Fanny Stern, madre judía por religión, tradición, vocación y profesión, está muerta y vive presumiblemente en La Tablada, adonde su hijo Manuel acude todas las semanas a llevarle flores y tenerla al corriente de sus éxitos profesionales, de los chismes del barrio y de los argumentos de las películas que ha visto. Pero ese día tiene algo muy importante que comunicarle, y después de muchos rodeos, se lo descerraja: en pocos días más, se casa. La curiosidad posesiva de la idische mame puede más que la placentera tranquilidad de la muerta, y Fanny vuelve a este mundo, invisible e inaudible para todos menos para su atribulado hijo, a fin de conocer a su futura nuera y, de paso, comprobar qué ha hecho Manuel de su vida.
Con esa historia – y con la debida seriedad- Eduardo Rovner se aplica a escribir una desopilante comedia. Y triunfa en toda la línea. Por cierto que hay en la carrera de este autor porteño y judío de 52 años algunas piezas más ambiciosas en su forma y más ricas en su significación, como Y el mundo vendrá y Concierto de aniversario. Ninguna hay, en cambio, con la soberana eficiencia técnica de Volvió una noche, con la solidez estructural, la inventiva de situaciones y el ingenio verbal de ésta. Con todo el oficio, y aún con esa ternura, con esa (reidera) piedad que las buenas comedias guardan hacia sus criaturas y que aquí está sobriamente dosificada por autor y director.
(...)
No parece demasiado probable que después de la catarata de risas, sonrisas y carcajadas que provoca Volvió una noche, el espectador se retire reflexionando, como lo querría el autor, sobre la interacción del mundo de los vivos y el mundo de los muertos, o sobre la necesidad de conciliar el orden heredado de los ancestros y el entorno social y cultural en el que se ha nacido. Esto no es Réquiem para un viernes a la noche ni El cantor de jazz. Pero –y nada de pero- es una excelente comedia, y eso es mérito sobradísimo. No resulta arriesgado augurarle una muy larga permanencia en cartel. Se la ha ganado limpiamente.
La Maga- 11/1/95- Sandra Chaher, Carlos Pacheco
Entrevista: "Eduardo Rovner: "El regreso de la madre muerta es un mito"
"Acaba de estrenarse en Buenos Aires Volvió una noche, del dramaturgo argentino Eduardo Rovner. La obra –ganadora de los premios Casa de las Américas 1991 y Florencio, el más importante que se da al teatro en Uruguay- ya fue estrenada en Cuba, Uruguay e Israel, y durante 1995 será puesta en escena en España, Brasil, Finlandia, Paraguay y los Estados Unidos. Rovner, totalmente sorprendido ante el éxito del espectáculo en el exterior, cree que " sin quererlo toqué un mito universal del que hablamos muy poco o no hablamos: el regreso de la madre muerta" (...) la madre judía que después de muerta vuelve para conocer a su futura nuera y comprobar si su hijo cumplió con los mandatos que ella le había legado."
(...)
"A mí me interesa el pequeño héroe, el cotidiano. En todas mis obras aparece el conflicto del hombre con los valores trascendentes que impone la cultura y que hacen que el hombre descuide sus afectos cercanos"
La República en Buenos Aires- Jorge Arias
"Volvió una noche, con otra temperatura, otro color"
"Nada mejor que rever Volvió una noche, esta vez por un elenco argentino, para comprender el misterioso proceso de la actuación, la sorprendente y abismal vida del actor.
La obra es la misma, pero la refracción que vemos es otra.
Tiene otra temperatura, otro color, otra densidad, otra atmósfera.
(...) Si Volvió una noche soporta airosamente tanta diversidad, si incorpora cómodamente algunos chistes en subrayado que tiene esta versión, si logra interesar y conmover, y por tantas razones, a tanto y tan diverso público –la obra fue, por mucho, la más concurrida de las que vimos- si logra ser tan plácidamente judía y universal, pasada y presente, tradicional y renovadora, tiene un centro de resistente misterio, el milagro verdadero de la única resurrección que nos es dada, el arte."
Noticias- 22/1/95
"Receta para exorcizar a madres entrometidas"
(...) A Eduardo Rovner le sobra imaginación para inventar y desarrollar situaciones, algunas muy graciosas (...) y otras disparatadas (...). Por debajo de estos ingredientes livianos, discurre una crítica a las tradiciones mal entendidas y a quienes, en nombre de ellas, mandonean con entusiasmo al prójimo. También es cierto que por lo general el prójimo se deja mandonear pasivamente; y en busca de la reacción redentora, la comedia es brillante y los personajes, Fanny incluida, resultan queribles."
El Cronista- 2/6/95- Osvaldo Quiroga
"Daniel Marcove se luce en Volvió una noche"
"(...) Si por algo se caracteriza Volvió una noche, la pieza de Eduardo Rovner que se ofrece en La Plaza, es por sus diálogos afilados y brillantes. El autor de Ultimo premio y, entre otras, Concierto de aniversario, parte de situaciones hilarantes para ingresar a temas que van mucho más allá de la temática judía.
La historia de una madre –en este caso una típica "idishe mame"- que regresa de la muerte para ver cómo sigue la vida de su hijo, le sirve al dramaturgo para reflexionar sobre la tradición y la modernidad, sobre los vínculos familiares y sobre las esperanzas truncas de un puñado de personajes.
(...) Rovner, con admirable oficio, combina el mundo de los vivos con el de los muertos, el de la historia con el del presente. (...)
En síntesis, la relación entre una madre y un hijo es el punto de partida de esta pieza admirablemente construida (...)."
La Prensa- 14/1/95- Antonio Rodríguez de Anca
"Porteña como el obelisco"
"Esta divertida, tierna y entrañable historia ideada por Eduardo Rovner en la que una madre –judía para más datos- retorna de la muerte en los días previos al casamiento de su hijo ofrece más de un aspecto para el análisis o su abordaje escénico. Fundamentalmente porque está escrita a partir del sentimiento, de las vivencias de su autor. Porque Rovner es de origen judío pero, al mismo tiempo, es tan porteño como el Obelisco. Y quiera que no conviven en sus entrañas dos mitologías muy fuertes, inesquivables, por mucho que se pretenda tener de agnóstico y universalista. A lo que se suma otra plaga contra la que una vez contagiado es muy difícil encontrar antídoto: la pasión por el teatro.
Lo importante es que en esta ocasión no se resiste a ninguno de esos condicionamientos vitales. Por eso Volvió una noche es, en primera instancia, una comedia de enredos, poblada de equívocos, de situaciones graciosas y disparatadas, con diálogos ingeniosos y personajes festivos. A partir de esta base se suman otros ingredientes como las tradiciones judías con su devoción por la cultura tanto en sus manifestaciones elevadas (educación, intelecto, religión) como en las más sencillas y cotidianas (comida, vestimenta, profesión, trabajo). O los mitos que implica el porteñismo, con su música (el tango), su espíritu nostalgioso y su eterna lucha pendular entre ser el rey más esplendoroso o el vasallo más vasallo.
Porque es casi inevitable pensar que Manuel, el protagonista, tiene mucho del propio autor, porque está tironeado por el espíritu de su madre, la atracción pecaminosa de la mujer ‘goy’, los amigos del café y el Sargento Chirino (matador por la espalda de Juan Moreira) como símbolo del teatro nacional que lo acicatea sin piedad pero con amor y ternura."
El Cronista Comercial- 3/1/95- Jorge Dubatti
"Nada más importante que la madre"
"La semana próxima se concretará uno de los estrenos más esperados de la temporada teatral de este despiadado verano porteño: Volvió una noche, de Eduardo Rovner. ¿Por qué "esperado"? Porque en el marco de una cartelera que apostará en rasgos generales a las consignas de la escena comercial, Volvió una noche promete una combinación de teatro de arte: un texto de singular valor literario (...), más La dirección del valioso Julio Baccaro, más un plantel de excelentes actores (...) Volvió una noche relata los conflictos de Manuel (...) para resolver su destino entre los propios deseos y los mandatos culturales de su familia judía. Subsidiaria de la poética del "realismo mágico" Fanny (...), la madre de Manuel, muerta hace diez años, regresa del más allá y se instala junto a su hijo –por supuesto, en clave de comedia- para exigirle el cumplimiento de algunas promesas del pasado."
El Cronista Comercial- 26/4/95- Jorge Dubatti
"Volvió una noche festeja sus primeras cien representaciones"
(...) "A quienes tenemos antepasados inmigrantes se nos mezclan mandatos ancestrales con una realidad diferente. Fanny sueña que Manuel aprenda a tocar el violín par interpretar a los grandes clásicos, pero él termina tocando tangos. El corolario sociológico es que el hombre no tiene más remedio que adaptarse a la realidad donde vive: su único destino posible es hacer convivir la realidad de su contexto con sus orígenes. El hombre pertenece a determinados grupos sociales y en algún momento surge el conflicto de si uno representa o no a ese grupo por ciertas actitudes que lo exceden. En esos casos, la única solución es el diálogo entre los mandatos y el deseo. Desde una perspectiva filosófica Volvió una noche se conecta con el problema del ser: el hombre es sólo a partir de la elección de su propio destino."
2001 NUEVA YORK
La Prensa
Cada vez que un autor talentoso y unos actores virtuosos comulgan desde el escenario con un público receptivo, se festeja un nuevo e irrepetible misterio… Es el caso de “Volvió una noche”, la magnífica obra del dramaturgo argentino Eduardo Rovner.
… El texto de Rovner, la puesta en escena del director argentino Alejandro Samek, los excepcionales papeles protagónicos de Lilian Olhagaray (Fanny, la madre) y Daniel Marcove (Manuel, el hijo), así como el excelente trabajo de los actores de la compañía del Teatro Repertorio Español, se conjugan para ofrecer una obra de admirable factura, capaz de hacer reir a carcajadas al espectador y también de hacerlo reflexionar, recordar, conmoverse.
… Qué es lo que salva esta obra del montón y la convierte en un hito teatral y una producción memorable? Hay muchas razones, pero tal vez una de las claves radique en el acierto de Rovner al permitir que unos personajes más bien paradigmáticos tengan al menos un destello de humanidad, momentos de verdad y poesía capaces de hacer vibrar hasta a las estatuas.
The New York Times
Qué es la muerte para una madre que tiene trabajo para hacer?
Fanny Stern no es una madre que de vueltas en su tumba cuando su hijo va a mentirle después de su muerte. Ella sale y vuelve a poner las cosas en su lugar. La confusión que produce entre los vivos genera importantes situaciones humorísticas en la obra “Volvió una noche”, de Eduardo Rovner.
Rovner no deja caer ninguna sombra en su brillante comedia y una gratificante cantidad de giros humorísticos de su lenguaje permanecen en la traducción simultánea al inglés.
El título sugiere el nombre de un popular tango y hay escenas en que los giros de la acción y las sorpresas verbales recuerdan los cambios rítmicos de la danza. En algunas situaciones, hay caracteres y muchos diálogos, también, del viejo y bueno teatro Yddish, que suena, en Español, tan fuerte como siempre.
La Voz Hispana
El Teatro Repertorio Español sigue siendo una caja de sorpresas, pero esta temporada ninguna ha sido más agradable que la puesta escénica de “Volvió una noche”.
Bajo la feliz dirección de Alejandro Samek y con un elenco por demás competente, la divertida comedia de Eduardo Rovner cobra vida y exalta la alegría de vivir en lo que básicamente es una comedia más bien comprometida con conceptos sobre la muerte y el más allá.
… “Volvió una noche” se convierte en destilada farsa teatral, donde las situaciones son motivaciones de un diálogo mordaz e hilarante, que toma un giro de connotaciones sociales…
Como era de esperarse, el comediógrafo Rovner busca una plausible solución al dilema, no sin antes presentarnos una diversidad de personajes pintorescos de ultratumba que conforman un núcleo nada disímil en estructura y convencionalismos a la sociedad del mundo de los vivos. Y es para buen crédito de Rovner que esos elementos están utilizados con maestría, poniendo en evidencia un admirable talento para elaborar una trama decididamente teatral que permite el lucimiento de un elenco de primera.
Lilian Olhagaray entrega una estupenda actuación rica en detalles… Y no concebimos a otro actor que pueda superar al talentoso Daniel Marcove haciendo de Manuel, el hijo incomprendido, ya que, si se permite el socorrido cliché, nació para ese papel.
… En el caso de esta producción de “Volvió una noche”, es la obra en sí el ingrediente fundamental de una excelente noche de teatro.
Tiempos del Mundo
Uno de los retos de los textos teatrales humorísticos, es generar la sonrisa suave o provocar la risa sostenidamente, sin que los contenidos de los diálogos releguen a un segundo plano el valor interpretativo de cada personaje. Esto permite apreciar actuación y diálogos gracias a un balance que favorecen el talento del dramaturgo y la capacidad de los actores.
“Volvió una noche” tiene la virtud de mantener ese equilibrio. Uno de los aciertos significativos de esta obra es la forma en que argumento y diálogos generan humor sin acudir al cámino fácil…
Noticias del Mundo
Comedia con sentido e inteligencia podrían ser algunas de las palabras para describir la obra de teatro “Volvió una noche”.
… La situación que atraviesa la obra es entre humorística, trascendental y emotiva … Los conflictos sentimentales de una madre posesiva a quien “la muerte no logró cambiar”, producen, a nivel profundo, una comedia con mucha ternura…
Otros elementos que le dan fuerza a la obra son la excelente y divertida actuación.
Noticiero de Norte a Sur
“Volvió una noche” es una divertidísima comedia… que va produciendo una cantidad de situaciones desopilantes y emotivas que hacen reir y emocionarse al público.
Es una obra que pone de relieve la lucha entre los cambios que los individuos se proponen y el mantenimiento de las tradiciones que imponen las generaciones anteriores. La provocación a la risa se mezcla con un mensaje de aceptación por las diferencias entre personas y el triunfo del amor sobre las diferencias religiosas y sociales.
Con un elenco brillante, música de tango que acompaña varias escenas de la obra, “Volvió una noche” es una excelente elección a la hora de ver buen teatro.
Back Stage
Repertorio Español está presentando un Festival de obras Latinoamericanas con temas judíos que ha comenzado con un “hit”. “Volvió una noche” es una “viviente” comedia del argentino Eduardo Rovner. Bienvenida a la escena del Off-Broadway.
The Latin News - Impacto
“Volvió una noche” es una divertida comedia fuera de serie.
Voice
Mi madre la sombra
“Volvió una noche” de Eduardo Rovner nos provee un bienvenido tónico, con su cuento mágico-realista… Mirar una obra y un elenco que conoce y disfruta tanto de lo que está haciendo nos genera un confortable placer.
Viva New York
“Volvió una noche” es una conmovedora comedia sobre temas universales con convincentes actuaciones.
FINLANDIA
Diario Kouvolan Sanomat
Liisa Kukkola
"La aparición de la madre en espléndida puesta"
"El último estreno en el Teatro Municipal de Lappeeranta, está originado en una cultura distante de nuestros puntos de vista: Sudamérica (...) Pocas veces hemos visto puestas de obras sudamericanas. La aparición de mi madre (Volvió una noche), es una obra deliciosa. (...) El texto de Rovner es diestro y experto jugando con el tema de la muerte (...) También hay un mensaje serio en la deliciosa historia: (...) La dificultad de la renunciación y la dimensión de la responsabilidad, que puede parecer simple en la teoría pero que es difícil en la práctica (...)"
2003 | PRAGA
Diario Moravo Silesio
Un perdón amable, alegre y lleno de amor a su propia madre
"Volvió una noche , del autor argentino Eduardo Rovner, comedia negra sobre un inmenso amor entre un hijo y una madre muerta hace diez años, es una de las más exitosas obras del repertorio mundial de hoy.
Aunque la historia sobre el regreso de la madre muerta a la casa del hijo tiene el espíritu de una comedia, escrita con gracia magistral, hasta provocar carcajadas, el texto no sólo ofrece múltiples posibilidades verbales y de situaciones cómicas, sino también un tono poético apasionado y una lectura filosófica. El regisseur, Radovan Lipus, aprovecha todo ese potencial dando una clase de creatividad."
Diario Právo
"El autor argentino conmovió al público de Ostrava."